Existen momentos en que los problemas económicos, familiares, decepciones amorosas, entre otras, que nos envuelve el mal genio, la ira y el rencor.
Donde hoy te invitamos a entregar estas emociones negativas a Dios. Porque estas emociones aparte de hacerte daño, también lastimas a los que nos rodean.
Santísimo Padre Celestial, arrepentido Yo (di tu nombre), reconozco mis faltas, y te pido perdón por todo pecado de ira, rencor, mal genio, impaciencia, rebeldía y soberbia.
Porque Tu Palabra me dice: “controlar tu carácter porque el enojo es el distintivo de los necios”.
Por eso, quiero cambiar mi actitud, no quiero ser un necio, ni tener sentimientos de enojo en mi corazón, no quiero ser generador de violencia.
Arranca de raíz los resentimientos de mi vida, porque Tú vives en mí, y perdono las ofensas o daño que haya ocasionado esa persona en mí.
Señor, echa fuera de mi vida esos sentimientos oscuros de mi corazón. Y te ruego que me regales un espíritu noble, manso y apacible. Sana las heridas de mi mente y que mis emociones negativas encuentren la luz de Tu Poder.
Desde hoy me refugio en el espíritu del Dios viviente, y renuncio a la ira, al mal genio, a la rebeldía y a todos los malos pensamientos; Para ser una persona moldeada por Ti. Señor, se mi consuelo, mi consejero, mi sosiego.
En tus manos pongo mi actitud, para que nunca dejes entrar las malas energías. Amén.
Haz esta oración con mucha fe y de corazón para pedirle al padre celestial que ilumine nuestras vidas y nos llene de su tranquilidad, humildad y sosiego.
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