Padre Celestial, quiero darte las gracias por el regalo de la vida y por este nuevo día. En este tiempo de oración quiero que Tu Espíritu Santo, penetra las profundidades de mi alma con Tu poder. Borra de raíz todo dolor o pecado que este dentro de mí.
Ven espíritu Santo y cúbreme con Tu santo manto, elimina del todo toda ansiedad, amargura, angustia, sufrimiento o desgaste emocional que atrae infelicidad a mi vida. Solo el amor de nuestro Padre Celestial, puede arrancar de raíz la tristeza, ira, desesperación, envidia, odio o cualquier sentimiento de culpa.
Arrópame mi Señor en la calidez de tu amor, para que toda opresión del maligno libere mi alma y mi cuerpo. Oh, bendito Espíritu Santo, quema con Tu fuego abrasador todas tiniebla dentro de mí, que me consume y me impide ser feliz.
Confió en Ti mi Señor, en el que me libraras del lazo del cazador, de que me salvaras de mis pecados y de los pecados de mis antepasados. Transfórmame en fiel sirvo de Tu palabra, para que los pecados de mis pasado, reflejado en mis actitudes, decisiones, temperamento, palabras, vicios sean eliminados.
Libérame, Señor, de la herencia genealógica del pecado. Rompe las cadenas de toda enfermedad hereditaria transferida por mis ante pasados. Ven, Santo Espíritu de Dios, y elimina de raíz toda enfermedad genealógica que hayan sufrido mis antepasados y aun estén vigente en el presente.
En el nombre de Jesús me cubro con su sangre preciosa, para que mi alma y mi cuerpo sean purificada de todo mal, para que quiebre toda atadura del pasado y destruya todas las barreras de resentimiento, dolor, rencor, maldad, egoísmo, orgullo que existen en mí.
Señor creo que estás haciendo Tu obra en mí ahora y asumo Tu bendición, por la fe, mi liberación, cura y salvación en Jesucristo, mi Salvador. Amén.
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